jueves, mayo 10, 2007

Be original my friend

Hoy me ha llegado un email de publicidad (uy, que raro, debo ser el único que recibe spam...) de Square-Enix. No recuerdo muy bien como habrá llegado a parar mi correo en manos de estos japos pero bueno, el tema no es ese, lo que a mí de veras me sorprende es el contenido del mensaje.

Final Fantasy III, el renacer de una nueva fantasía y blablabla. ¿Tan mal andan de imaginación los chicos de Square-Enix como para tener que hacer un remake de sus antiguos juegos? Sé que no es del todo mala idea rehacer las antiguas historias con los gráficos y el potencial de las nuevas generaciones pero todos sabemos que la razón de crear, o mejor dicho, recrear un remake no es, ni mucho menos, el amor al arte. Como en todo el dinero manda y, si puedes forrarte vendiendo calcetines usados revistiéndolos de nuevos. En fin, no digo que el juego sea malo porque ni lo he probado ni creo que llegue ha hacerlo, digo que las compañías de videojuegos prefieren vender más de aquello que saben que ya se vende en vez de crear nuevos géneros del videojuego.

Que triunfan los juegos de estrategia o los de acción... pues toma copia de lo que ha triunfado. Ya vimos tras la fiebre del GTA todas las sagas de juegos de acción similares que han aparecido, hasta los Simpsons tienen un videojuego de este tipo... Aunque, como siempre, no todo es así. De vez en cuando se encuentra rastro de originalidad. Peter Molineaux era un claro ejemplo de ello con sus juegos Black & White, Fable o The Movies. Y digo era porque Microsoft compró su compañía, ya veis hermanos, hasta Molineaux ha caido en la tentación. Existen otros muchos ejemplos como el creador de los Sims o Sid Meier, aunque ambos han caido en el mismo error: las continuaciones de juegos incontinuables, las expansiones o cosas similares.

Quizá en este verano se presenten nuevos juegos innovadores como en su día fue el Starcraft, el Half-Life o, incluso, el F.E.A.R. Yo de momento ya le he echado el ojo al Spore, del que incluyo un trailer a continuación.

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